jueves, 27 de diciembre de 2012

Las palabras sobran

Cómo la inquieta la noche y el susurro del viento. Tan versátil es el movimiento de las hojas de aquél ciprés que no puede evitar sentirse apabullada, obnubilada por tanta belleza dormida.
Ella, puro ruido y algarabía se convierte en sombra de otoño cuando sus miedos aparecen.
Mis palabras de consuelo son ecos a la distancia. Yo no estoy allí. Y eso se siente.
Ella, incansables palabras perfectas que recorren mi cuerpo, está triste, vacía, lejana.
Y yo, o lo que queda de mi, nota su ausencia imperiosa al despertar sola en las mañanas.
Lejos, todo está lejos. Es difícil vencer los miedos a la distancia.
Mis brazos que servían de escudo, que daban fuerza y amurallaban sus miedos hoy están atados a mi espalda.
Las palabras sobran y son solo deseos. Ella y yo sabemos lo que falta.
 
Que lindo es regresar después de mucho tiempo y ver que gente nueva lee este humilde blog y completa mi día con hermosas palabras. Muchas gracias a ustedes por formar parte de este espacio. Felicidades en este año que ya está por venir. Les deseo lo mejor, mucha inspiración, y mucha lectura! Abrazos!!

jueves, 15 de noviembre de 2012

Soy calle

La calle me moja, esas gotas frías penetran mis poros, no se como lo logran, pero me hielan la sangre y me mojo...
Camino y la calle me absorbe, me raspa las piernas, me desgasta.
 Me convierto en asfalto.
La gente me pisa y nadie se detiene a verme.
Soy tierra acumulada a a orilla del cordón maltratado por los peatones descontrolados, heridos por el tiempo.
Soy calle, soy tierra, soy sostén del mundo, pero no soy nada

miércoles, 24 de octubre de 2012

Reencontrarte

Reencontrarse es... mirarse al espejo y ver la misma cara de siempre de manera diferente.
Reencontrate es distinto. Es acariciar lo conocido y sentirlo diferente. Es besar los espacios que alguna vez recorrí pero ver como tu rostro hace muecas que antes no había percatado.
Reencontrarte es reelegirte. Es mirarte a los ojos y seguir sin descifrar de que color son. Es saber que son claros, es saber que me miran a mi.
Reencontrarte es...tantas cosas mi vida... es atesorar lo viejo y disfrutar mucho más de lo nuevo. Es sentir vergüenza al desnudarme, es no dejar de maravillarme con la armonía de tu cuerpo, es querer impresionarte con cosas que ya conoces de mi.
Reencontrarte es re-encontrarme en vos. Es saber que sos para mi. Es afirmarlo, es renovarlo. Reencotrarte es amarte nuevamente, es saber que ya te encontré y que no quiero alejarme de vos.

lunes, 15 de octubre de 2012

yo me quedo en tu balcón

Y si estoy en tu balcón y veo como la luna se refleja en tu rostro es porque algo pasa.
Y no puedo, perdón, pero no puedo aliviar la carga.
Y si te digo que las cosas van a estar mejor, no te estoy mintiendo, solo te oculto que todo puede ser más triste.
Me gustaría animarme y saltar de una buena vez. Atarme para desatarme luego y sentir como me acerco al suelo.
Y no me tiro porque algo me ata, me quema, me asfixia, me conoce. Me conoce demasiado. 
No puedo evitar seguir sintiéndome ajena. No pertenezco a ningún lado. Creo que me quedé en tu balcón. Y no fue hace días, fue hace siglos atrás. Cuando la noche nos besaba el estómago.
No creo que te des cuenta.
Aunque te parezca ingenua, aniñada, suave, tierna y delicada, en mi vive ese monstruo que puede amordazarte. Romperte el alma, hacer que sangres y te armes nuevamente. Ese monstruo de cinco cabezas que te hace el amor como nadie, y pierde lo aniñado, lo suave y delicado.
Soy ese animal salvaje, soy la pobre entristecida, soy todo lo que quieras, y me reivindico constantemente, porque es lo único que me queda.
Y así lo triste, lo que te oculto, reaparece, se hace sangre y brota por mis poros. No encuentro la manera de taparlos. No es sudor, es llanto, es anhelo de no se que...es sentirte tan cerca, no sabés cuanto. Es creerte todo y volar en deseos. Es carne al rojo vivo, es tan simple como mirar al cielo.

viernes, 12 de octubre de 2012

Pobre mi chica sepia

Mi chica sepia se siente gris.
Siente que un lápiz de sombrear ha pintado su rostros y todas las extensiones de su delicado cuerpo.
Es difícil verla en sepia, porque todo es tan gris, ya ni negro.
Pruebo con acuarelas en las noches estrelladas y a veces llego a encontrar ese tono amarillento, casi antiguo, que me gusta.
Pobre mi chica sepia, se siente gris.
Busco, intento, borro, tiño, destiño su cuerpo gris, que ya no es blanco, que ya no es negro, que ya no es sepia.
Pobre mi chica sepia, se siente gris.
Sumerjo su rostro en el agua, intento borrar la tristeza de su rostro con besos enmarañados, susurros desentrañados, palabras incandescentes.
Pero pobre, mi chica sepia se siente gris.
Sacudo su alma, golpeo su desánimo, rompo sus noches vacías, castigo su negación, le transmito mensajes esperanzadores.
Pero mi chica sepia, se siente gris.

miércoles, 3 de octubre de 2012

La chica de las tijeras

Hace dos semanas, quizás tres, o quizás más, salí a fumar un pucho en el hall del edificio. Me senté, miré los autos pasar a gran velocidad y entre seca y seca apareció ella. Yo hoy la llamo, la chica de las tijeras.
Habrán sido las diez de la noche, o quizás más o quizás menos. No defino bien el tiempo últimamente.  La cuestión es que ella estaba ahí. Parada, mirándome, atemorizándome, esa es la palabra, atemorizándome.
La miré, fijé mi mirada en sus ojos negros penetrantes, hasta que tuve que mirar hacia abajo. Es increíble, por primera vez alguien había hecho que yo baje la mirada. Siempre creí que esa era mi arma, ahora siento que perdí la batalla.
Cuando pude recuperarme de semejante golpe al ego volví a levantar la vista, pero ella ya no estaba.
A los dos días de lo sucedido la volvía e encontrar ahí, en la esquina de mi casa. Me volvió a mirar y me hizo una seña con la mano. Como una idiota me señale el pecho diciendo: a mi? y ella asintió con la cabeza.
Me dio pánico cruzar la calle, pero fui.
Ana, me dijo y no pude decir no que besó mi boca con pasión. Una mezcla de pasión con días enteros, o quizás años de esperar ese beso seguramente.
Cuando me liberé de su roja boca me abrazó tan fuerte que pude sentir sus costillas con las mías. Pobre, sentí pena por su confusión.
Reaccioné a los dos segundos después del suceso y le dije no, no lo soy. Y corrí despavorida como idiota.
Entré a mi casa llorando, asustada, dolida, no se...una sensación difícil de explicar. Ese beso me había marcado.
Por días enteros pensé en lo ocurrido y no pude salir a la calle sin mirar detenidamente la esquina de aquel beso.
Al fin, cuando el delirio se fue corriendo de mi mente me olvidé de esa mágica y alocada experiencia, pero ella no tardó en volver a mi vida. Apareció como el viento en primavera, así de la nada, para gritar nuevamente Ana, suavemente pero con insistencia, y no pude resistir la tentanción de acercarme a su pálido cuerpo.
Volví a decirle, no lo soy, pero por hoy podría ser tu Ana, y la traje a mi casa para besarla nuevamente.
No se como pasó, pero en un instante caí desplomada en el sillón, como si un gigante me hubiese apretado con dos dedos la cabeza.
Al despertar ella estaba ahí, a mi lado, con las tijeras en las manos. Temblé, no miento. Temí por mi vida. No pude moverme por un buen rato, la totalidad de mi cuerpo estaba paralizado mirando su sonrisa.
Ella no dejaba de repetir, Ana, Ana, sos mi Ana, ahora si sos mi Ana.
Al ver que la "paliducha" parecía inofensiva fui a mirarme al espejo del baño. Solo había cortado mi flequillo cambiándolo a recto.
El cambio favorecía mi cara de nada. De ahora en más soy su Ana, y ella, mi chica de las tijeras.



viernes, 28 de septiembre de 2012

Mutilando mis nudillos

Mientras iba quemando, rozando, maltratando, mutilando mis nudillos contra las paredes de la calle Alvear entendí que es mi corazón el que no deja que mi estómago se alimente.
Afirmación que ya intuía, pero no sentía. Fue necesario escuchar el estruendo en mi estómago para percatarme de esta situación.
Esta caja con válvulas, cansada de ser herida se come todo lo que entra por mi cuerpo. Nada, pero nada, llega a mi estómago.
Como siempre, existe una puja grande con mi cerebro. Pero siempre termina ganando el señor que late y late. Siempre.
Pobre, se conforma con tan poco... vive mendigando cariño. Se siente como un perro de la calle acariciado después de noches enteras de soledad.
De vez en cuando se siente pleno. Solo le pasa con ella, pero el tonto, desgraciado, abandonado y malherido se come sus deseos e imagina una vida a su lado. ¡Tonto, tonto! le grita mi cerebro. ¡¡Date cuenta que el amor no existe!!
A él muy poco le importa lo que le diga la masa encefálica. El cree en el amor y por eso se come todo lo que entra a mi estómago. Noches de amargura y desamor, noches de encuentros y desencuentros. Días y noches.
Y yo, pedazo de carne, porque no soy ni mi cerebro, ni mi corazón, ni mi estómago. Lloro noches enteras viéndome desaparecer. Tocando mis huesos, llorando del dolor que me produce el roce de la ropa holgada, los choques contra las paredes frías, las sillas de madera, el pasto del parque, los novios, los enamorados, los no tanto, los chicos, las chicas, el día, la noche, la lluvia y el viejito que me acunaba de niña que ya no existe.


martes, 25 de septiembre de 2012

Rulos y telas

A la chica de rulos las alturas no la asustaban, le generaban un no se que...
Ella creía que era el dolor de las telas entre su cuerpo lo que más le generaba placer.
Subir y subir, y desde lo alto mirar el vacío y pensar...si caigo desdé acá, me mato.
La chica de rulos es así, se atreve a las aventuras. No le tiene miedo a lo que vendrá.
Sentir ese vacío en su estómago, ese cosquilleo, esa adrenalina era para ella como volar. Dejar que sus ideas suban por sus hermosos rulos y algunas otras se caigan al más allá.

Y cuando las telas arden por su cuerpo y pasan dejando huellas que el tiempo borrará, ella recuerda en silencio algo que no quiere olvidar.
Sus manos sudan delirios, ella si sabe como maniobrar. Se agarra muy fuerte dejando estelas de su movimiento casi celestial.
Se columpia sonriente la chica de rulos.Anonadados todos la ven balancearse por lo alto de aquel lugar.
A la chica de rulos muy poco le importa, total ella sabe lo que se siente volar.

martes, 18 de septiembre de 2012

YO, su marioneta

Como todos dicen ella maneja cada una de las cuerdas de este títere.
Lo que muy pocos saben es que yo fui quien se convirtió en una muñeca de madera y dejó crecer su nariz como la de Pinocho por decir un par de mentiras.
Ella fue mi hada madrina en los momentos más tristes de mi vida y me devolvió el corazón.
Ella con sus tijeras de amor cortó cada una de las cuerdas y cambió por besos las ataduras. Gracias a ella, poco a poco me convertí en un ser de carne y hueso.
Hoy siendo una mujer real, volví a atar esas cuerdas con mis propias manos para animarme a sentir y dejar que todo nazca del corazón que ella me devolvió. YO decido que ella maneje mis movimientos. Mi cuerpo se mueve a su antojo y recorre el suyo con ansias.
Ella más que ningún ser en esta tierra sabe como controlar mi cuerpo. No solo a él controla, sino también a  mi corazón y a cada uno de mis sentidos.
Amo ser su marioneta. Me gusta saber que ella tiene mi vida en sus manos, si en fin, ella fue quien me devolvió la vida.

martes, 11 de septiembre de 2012

Emprender el viaje

Hoy le pedí que elija dos cosas para emprender el viaje. Conociéndola presentí que era lo que iba a llevar. Tomó el libro de Galeano y el mate. Yo llevé gomitas de colores, que se que le gustan mucho, y un mp3 con temas de Charly, Fito y el Flaco. Solo eso íbamos a necesitar.
Cerramos los ojos, nos tomamos de las manos y comenzamos a trasladarnos.
La primer parada fue en su espalda. Las gomitas de colores desprendieron todo su sabor por los miles de lunares que adornan su columna vertebral. Cuan firme que se percibe toda su estructura. Da placer contemplarla en un día color sepia.
Apretó fuerte mi mano y comprendí que quería seguir el viaje. Decidió pasar ahora por mi espalda, completamente suya hace tiempo. No se por qué pero creo que ese era su lugar favorito después de mi boca. Puso un tema de Charly y saltó fuerte sobre mi octava vertebra y me dejó sin aire. Después de recuperarme y volver a respirar con normalidad, cerré sus ojos con mis manos y llegamos en instantes a su estómago. Era mi turno de divertirme. Tomé el libro de Galeano, y como si fuese posible que en su vientre se encuentre el fruto de nuestro amor, le conté despacito y en susurros una historia sobre el origen del sol. Pude sentir que pateaba. No fue uno más de mis delirios. Creo que ahí estaba nuestro amor a la novena potencia.
Nos miramos anonadadas, sonreímos, bailamos, fuimos libres y lloramos. Lloramos de felicidad, después de tantos meses de tristeza.
Luego de eso, me dijo quedate quieta y se posó sobre mi pecho. Mi corazón latía con más fuerza que nunca. Era totalmente cierta su analogía al compararlo con el de un elefante. Tan grande era su tamaño que no cabía en mi pecho. Así que viajamos directamente a mi ventrículo derecho.
A pesar de los golpes de los últimos meses se veía bastante bien. La sangre brotaba con fuerza y sabía a frutilla. Nos bañamos ahí, nadamos encantadas. La sangre tibia parecía abrazarnos.
Al salir de ahí, la miré a los ojos y tuve que decirle que el viaje terminaba. Me miró con tristeza, se prendió a mis párpados y besó mi boca. Sentí el vacío. Tomé la música, la guarde en mi alma y partí. Le dije adiós, hasta el próximo viaje, yo te espero en la estación donde esa vez por primera vez te vi.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Cartas en sepia III (amar puede ser difícil)

Es raro esto, no imaginé escribirte una carta de agradecimiento. Pero de eso también se trata saber amar. De crecer y de saber que cuando las cosas terminan, aunque sean en contra de nuestra voluntad, lo mejor es pensar en lo bueno que tu amor me dio. Muchas de estas cosas ya las sabés. Te las he dicho varias veces. Pero junto a vos crecí, disfruté de lo más puro y real del amor.
Las cosas más simples parecieron fascinantes.
No quiero que esta carta parezca una carta de superación, porque lejos estoy de eso. Te sigo esperando cada noche, a cada momento. Simplemente es que llegó el momento de bajar, poner los pies en la tierra y auto convencerse de que por más que el amor esté ahí, exista y no sea un espejismo en el desierto, las cosas no siempre son como uno quiere, y las personas nos equivocamos, porque amar, puede ser difícil.
Hoy necesito alejarme del mundo, y construir de nuevo, y esta vez sola, la torre que se derrumbó para ambas. Necesito crecer otra vez, pero desde otro punto. No se trata solo de crecer, se trate de creer nuevamente. De llenar el vacío que dejaste con cosas nuevas. No hablo de un nuevo amor, lejos estoy de pensar en alguien más. Me cuesta hasta pensar en mi, mucho menos pensar que alguien pueda intentar ocupar tu lugar.
Así que acá estoy, poniendo ladrillo por ladrillo. Muchas veces vuelven a caer, pero estoy poniendo todo de mi para levantarlos. Aunque a veces digo basta, esta construcción tiene que ser fuerte.
Deseo, de todo corazón que la vida me sorprenda. Ya no espero nada, aunque quizás conservo una leve ilusión, no te voy a mentir.
En fin, gracias por ser única para mi, por estar siempre al pie del cañón, por bancar mi locura un millón de veces, por explotar y volver a armarte solo para mi. Gracias!
Todas las personas pasan por nuestras vidas para algo, y por algo. Sos el amor de mi vida, y sin dudas llegaste a la mía para cambiarla. El tiempo me dirá los por que de este momento de dolor. Porque toda la vida se compone de preguntas y respuestas, a veces hay que aprender a encontrarlas.
Quizás todo se resuma en el circulo de tu mano, o quizás haya una pequeña hendija por la cual yo tenga que salir.
Como siempre dijiste, si tiene que ser será.


viernes, 7 de septiembre de 2012

Un ancla de chocolate y un camarón

La flaca de rulos caminaba radiante mirando por primera vez el Monumento a la Bandera. Sus ojos estaban tristes, porque pensó que un unicornio iba a caminar por la plataforma de la gran nave.
Su mente vibraba tantas imágenes que le era imposible pensar en otra cosa que no fuese en un arco iris de 12 colores inventado por sus ojos color miel.
Subió a lo alto de semejante grandeza para divisar el río Paraná. Si bien su congoja seguía inmutable, de a poco la brisa fue llenando aquel espacio vacío de cuentos de hadas, de príncipes y princesas.
El olor a humedad engrandecía sus pulmones y el sol primaveral hacía relucir sus pestañas castañas.
De a poco la felicidad brotaba por su pecho.
Bajó con aires de grandeza, suspiró intensamente al pisar la escalinata interminable y sintió que el día comenzaba a ser perfecto. Error, iba a ser mucho más que eso.
Ahí, sentado en un sombrío banco estaba él, el causante de su tristeza. Aquel hombre que pensó no volver a ver por el resto de su vida.
Atormentada, sin poder si quiera respirar, temblando de dolor, o quizás de nerviosismo, quedó inmutable a tan solo 20 pasos del flaco de jeans rotos y zapatillas gastadas.
Él, sorprendido de la presencia de quien creía ausente, tiró con todas sus fuerzas el ancla de chocolate que guardaba en su bolsillo derecho y con una precisión envidiable enganchó los labios de la pobre mujer. La arrastró esos 20 pasos por el parque y la acercó a su boca. No le importó lamer la sangre que brotaba de la herida de su labio inferior. Tantas veces y en silencio pensaron ambos este momento. Tantos recuerdos llegaron a esos cuerpos, que la fusión fue instantánea. No hubo broncas, ni tristezas. Se amaban, sin duda alguna, se amaban.
La distancia fue solo un recuerdo, y las palabras, de aquel muchacho, "el muy madurito", según ella, fueron efímeras. Ya no importó el porque de su viaje, ya no importó que haya sido ella el porque.

Dedicado a mi amiga cibernética Rocio M. Gracias por alimentar mi creatividad

jueves, 6 de septiembre de 2012

Love of my life



No se porque, pero hoy canté esta canción sin pensar demasiado en la letra... Y al escucharla dije, exacto, eso es lo que siento.
Miles de canciones podrían definir mi amor por ella, miles de palabras, miles de momentos, pero sintetizo esto en dos: Te amo



Este es el primer video que publico, es un buen recurso, seguramente vendrán más.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Muero

Recorre el vacío mi cuerpo que pasa del tuyo al mio.
La lágrima eterna, furiosa de vernos, recorre la almohada.

Noctámbula espero que la fiebre salga por el balcón y libere tu alma.
Noche. Misteriosa la noche, que me aleja y me acerca, que me arma y desarma.
Y vos, yaciente de fiebre decís las palabras intocables.

Y grito, en silencio, despacio, para no ofuscarte.
Grito a los astros azules, a la galaxia lejana, al cielo y a la tierra.
Inhalar se hace preciso, y exhalar es toda una experiencia nueva.

Las notas invaden mi cuerpo cansado, y ese tema soñado me aturde.
Me desplomo a tu lado, y otra vez, como tantas noches, muero.

Y muero, para no renacer, para quedarme ahí, para olvidarme de todo.
Enterrame mi amor, prefiero morir esta noche a despertarme de nuevo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Sentir no es un juego

Quizás tenga mi estómago el tamaño de una nuez.
Quizás el viento me sople y me lleve lejos.
Quizás el deseo me hunda a la muerte.
Quizás ya no pueda verme al espejo.

Quizás el cielo ya no sea celeste,
Quizás el sol ya no brille de nuevo.
Quizás mi risa ya no sea la misma,
Quizás ya no tengo los pies en el suelo.

Quizás, no lo sé. Quizás, vos tampoco.
Quizás ya no exista. Quizás no lo noto.
Quizás el consuelo, el SI, mi deseo.
Quizás ni lo notes, sentir no es un juego.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Ataques de epilepsia

Este blog se está convirtiendo sin dudas en una sesión de terapia gratuita.
Me parece que lo más factible es que deje de hacer psicoanálisis. Por lo menos escribiendo acá no sale plata de mis bolsillos.
Ayer conté en Cartas en sepia III sobre mis desmayos imaginarios en Oroño. Dudo que alguien lo haya leído, pero en fin...
Anoche, como una respuesta al inconsciente, soné con la epilepsia.
Este tema me toca muy en lo personal. Alguien que quiero mucho lo vive todos los días. No existe un día en su vida en que no sepa lo que es un ataque de epilepsia.
Esta mañana, desperté y recordé lo que había soñado. Muy pocas veces me pasa eso.
Estaba en una terraza, mirando la nada y vi como un perro saltaba desde otro edificio para salvarme de un ataque de epilepsia. Y es así como descubrí que mis desmayos en Oroño no son eso. Es la epilepsia que no me deja vivir o que por primera vez me permite hacerlo de otra manera, todavía no lo defino.
La cabeza es como un micro chip, todo está conectado con todo. Y cuando algo de eso falla, chau. Ataques de epilepsia. Pequeños vacíos que congelan tu mente y la ponen en blanco. No existe parte de tu cuerpo que coordiné y así, pum, de la nada al piso.
Sin dudas estoy en un momento de esos. Nunca creí que esta enfermedad que tanto aborrezco me iba a poner a pensar tanto.
Quizá este pasando por el ataque más grande de mi vida, o el momento más difícil, pero cuánto crecimiento constante que vivo.
Volví a sentirme interesante. Escribo casi todos los días. Me encuentro teniendo vacíos fugaces pensando en tantas cosas que creí perdidas.
Mi mente viaje en libros, autores, poetas, escritores, trovadores, pinturas, artistas, acordes, canciones.
Volví a sentir deseo por la pintura. Imagino infinitos cuadros colgados de un hilo. Deliro más que nuca.
Estoy volviendo a vivir, o mi otro yo recordó los ataques de epilepsia.

lunes, 27 de agosto de 2012

Cartas en sepia III

Siempre creí que en otra vida fui débil. Y que oroño era el lugar donde me desmayaba constantemente...
El último día en que sentí que te podía recuperar imaginé desmayarme, como casi siempre cuando camino por ahí.
Por eso la explicación de mi rechazo a caminar por el bulevar que todos aman.
Hoy ya no imagino eso, ya te imagino con otra. Feliz. Aunque a veces pensas en mi. Lo siento.
Te juro que ya no me importa nada. Duele saber que hoy son otros los brazos que te abrazan pero me adapto a la idea de encontrarte con esa otra que robó lo que yo tanto quería.
Quien realmente ama, deja partir. Yo te dejo.
Ya no tenés que cargar con mis celos enfermizos, mis planteos que tanto te jodian. Sacate la mochila que te queda grande...
Es raro, pero hoy me imagino feliz sin vos, al menos intento convenserme de eso. Siempre me hiciste sentir culpable. Creo que era tu poder.
No se si alguna vez viste esas cartas japonesas de esos extraños animalitos con habilidades.
La tuya diría algo como:
Capacidad para hacer sentir culpable a los demás: 246165212659564.
Habilidad: ser perfecta  a los ojos del amor.
Defecto: no poder perdonar.
Amuleto salvador: corazón de piedra.
Y así como en una serie japonesa, yo soy siempre el bichito de los villanos, el que siempre pierde y termina volando por los aires.
Mi carta tiene pocas habilidades. Este juego del amor ya no me gusta. YO NO JUEGO MÁS.

lunes, 20 de agosto de 2012

Cartas en sepia II

No lo puedo evitar, sigo llorando todos los días. Escucho Just Breathe y la pena brota desde lo más profundo de mi estómago para largar en llanto.
Y te imagino a vos, en tu balcón, fumando un pucho mentolado, mirando la gente pasar, pensando en olvidarme, sacarme de tu mente. Quizás ruede por tu cara una lágrima, realmente no lo sé, no te puedo ver.
Me cuesta mucho imaginarte, creo que mi dolor es único e incomparable. Soy egoísta.
Hoy temprano salí a caminar, el viento me pegaba fuerte en la cara y te juro, tuve deseo de que me lleve lejos, que me robé el alma, que se la regale al sol, que la tire donde quiera.
Cada día que pasa mis esperanzas de volver a verte pierden fuerzas, siento que nada te va a traer de regreso, que mis deseos de escuchar tu voz nuevamente se van a quedar en mi pecho para siempre.
Hoy tengo miedo. Tengo miedo que olvides mi boca, mis manos en tu cuerpo, la forma perfecta en que tu figura encaja con la mía. Realmente lo temo.
Ojalá que tu nombre no olvide mi nombre y me llames a gritos. Y que no digas mi nombre, si no la esencia de lo que el representa, que veas en mi a la persona que te ama. Que me veas a mi. A la que realmente soy, a la que vos sabés que existe aunque hoy te cueste divisarlo.
Te dejo un beso en cada párpado, como se que te gusta. Me voy a tomar ese colectivo que me devuelve a la tierra que hoy, sin vos, no significa nada.


sábado, 18 de agosto de 2012

Cartas en sepia I

Soñé con vos. Me desperté llorando porque eso no era realidad y me puse a pensar en la pelea que desencadenó el final. Y lloré más aún porque no solo te di la razón, sino que me puse en tu lugar y sentí la puñalada por la espalda.
Que egoísta que fui. Entiendo que no puedas mirarme a la cara. Tampoco merezco que lo hagas.
También descubrí que tu amor por mi fue más fuerte de lo que yo pensaba. Si no hubiese sido por amor jamás me hubieses regalado ese último cíclope, y ese último beso la noche de la despedida.
Merezco cada una de las trece noches de dolor y todas las noches que van a seguir a esta; merezco ese llanto que me desarma; merezco este estómago cerrado. Merezco cada uno de los instantes en que te pienso.
Merezco todo eso, pero a pesar de todo, simplemente te amo, así de imperfecta, así de egoísta, te amo.

P/D: soñé que te daba explicaciones absurdas, y así, como la noche en que nos vimos por primera vez, tapaste mis palabras con un beso y dijiste te amo.

viernes, 17 de agosto de 2012

Mis manos

Hace un instante, mirándome las manos me di cuenta de lo insignificante que son las cosas.
Como todo termina y comienza en una mano.
Esa mano que tantas veces acarició, secó lágrimas, golpeó paredes y sintió dolor, hoy está vacía.
Cada linea agrietada de mi mano dibuja caminos, entrecruza un pasado y pretende dibujar un futuro.
Nunca me había detenido tanto a mirarme las manos.
Cada dos líneas de este texto paro un instante a mirarlas, a revisar sus marcas y descubro que mis manos están llenas de lunares.
¿Serán medallas de batallas ganadas?
Considero que no son unas manos hermosas, pero me dieron muchas alegrías en estos años.
Hemos jugado juntas, caminando por donde nos dejaron entrar, hasta tuvieron vida propia y adjetivos calificativos que las definieron como impredecibles, desvergonzadas, arriesgadas. Casi pornográficas manos.
Si bien últimamente sólo tiene usos rudimentarios, y básicos para vivir... hoy las choco y digo...¡Un aplauso para mis manos!


jueves, 16 de agosto de 2012

La gota

Mirando al balcón te dije ese poema imitando la voz de Alejandra. Como te gustaba, o que bien que mentías.
Te acordás como la luna ilumina tu cortina y nos hacía ver en sepia?
Que lindo era mirarte como en una foto antigua.
Hoy intento transcribir ese poema en mi cabeza, lo cual no es posible porque nunca lo anoté, pero la idea quedó en algún lugar de mi inconsciente. Ojalá algún día lo veas y lo leas con mi voz de Alejandra.

Rueda por tu mejilla esa gota, esa gota que llega a tu estómago y que juega en tu ombligo.
La tomo entre mis manos, la acaricio despacio y la vuelvo a colocar en tus ojos.
Rueda esa gota por tu mejilla y se desliza hasta tu boca. La tomo con mi lengua y jugamos con la gota.
La gota ya no es gota, tomó un gusto dulce, dulce el sabor de tu boca, esa boca que juega con la mía, esa boca que transforma gotas.

Esta es una primera idea, voy a trabajar en esto, aunque la prosa me queda grande

miércoles, 15 de agosto de 2012

Quizás, para siempre

Y es mi cabeza, la primer extremidad de mi cuerpo la que no deja de pensar. Estoy enferma de dolor.
Increíblemente ella decide no pensarte, aunque no lo logra. Esta nueva batalla de introspección entre mi corazón y mi mente me complejiza, me exaspera, me transforma en lo que nunca conociste de mi.
Y a veces creo que te odio, y luego te amo.
Creo que la estructura que cayó sobre tu cabeza golpeó mucho mas fuerte a tu corazón, y lo volvió insensible.
Ojalá vivas en ese sueño de rencor toda tu vida, porque el momento de despertar puede ser muy duro. En ese momento te vas a dar cuenta que esas manos no son las mías, y que esos besos que ahora das son solo los deseos de volver a morder mi boca.
Ojalá eso no te pase, porque el sueño puede ser realidad, o la realidad puede ser sueño.
Y si necesitas seguir durmiendo, voy a darte tus besos en cada párpado y luego apagaré la luz.
Quizás, para siempre.


domingo, 12 de agosto de 2012

Nauseas

Brota desde lo más profundo de mi ser esa sensación que me paraliza el alma.
No puedo evitar respirar profundo a cada instante porque el aire me juega una triste batalla y no pasa.
Y eso que defino como angustia me provoca nauseas. 
Sobrevivo a pequeñas dosis de alimentos que alguien más pone en mi mesa. Ya no tengo fuerzas para nada.
No me interesa la mañana, los días se hacen más cortos cuanto más duermo. 
Y vivo, vivo en ese momento en que mis ojos se cierran y sueño con ella. Doce horas de placer al soñar con su rostro, tocar sus manos y dejar que bese mi boca y mi espalda...
Lloro el resto de las doce horas que le queda al día, cuando no son lágrimas son opresiones en el pecho, y cuando no es eso, es la mentira de decir que estoy bien.
Bien muerta sería la palabra. ¿Cómo podés sentirte cuando perdiste todo? ¿Cómo podés sentirte cuando te falta el alma?

jueves, 9 de agosto de 2012

la prosa me queda grande

Esta semana perdí al amor de mi vida y además de eso me sentí muerta en vida por primera vez.
Duele mucho más su ausencia al saber que todo paso por un error mio. Me equivoqué.
No suelo escribir en mi blog de esta manera, siempre trato de ponerle poesía a los momentos tristes, pero hoy se hace dificil.
Escribir y leer, algo que siempre fue terápia hoy se volvió fundamental.
Vago de blog en blog, de frase en frase, intentando que las letras me acerquen a su cuerpo, no borren su recuerdo, el sabor de sus besos sanadores de mis penas.
Ella, mi musa inspiradora, la dueña de mis anhelos, la que me llenaba el cuerpo de vida, ya no está y se llevó una parte de mi alma con ella, porque nosotras eramos una.
Mis palabras perdieron fuerzas, las letras se me esfuman por las manos, la prosa me queda grande señores.


martes, 5 de junio de 2012

El último te amo


La sangre putrefacta que brotaba de mis venas era lo más extraño y lo más hermoso que vi ese día, el último día de mi vida repleta de espacios vacios, de sueños frustrados, de amores pasados.
Y ella, quien rompió mi anhelo de ser alguien, quien comió de mi carne nauseabunda, hoy  dormía impávida en mi vientre muriéndose por mí, y yo por ella.
Tantas veces había cortado mis venas en su presencia sin que si quiera lo notara, que hoy mientras miraba su cuerpo blanco pensé que podría notar la mancha de sangre que rodeaban las sábanas.
Tan normal era sentirme muerta a su lado que esa noche cortarme las venas fue lo más sencillo que hice en años.
Lo último que pensé fue come se verían sus ojos colorados al verme yaciente en su cama, la cama que tantas veces nos vio comernos como caníbales, mordernos hasta sangrar, lamernos la sangre impura después de horas de amarnos con locura.
Mi muerte cobro sentido, al sentir que sus ojos despertaban  y con la ultima fuerza que nacía de mi estómago y recorría mi garganta le suspiré un inquietante te amo, quizás el único sincero que ella había escuchado.

viernes, 27 de enero de 2012

Ella, mi refugio

Camino al lugar pactado, a la hora pactada, ese día nublado donde el olor a cemento mojado por la lluvia temprana marca una leve sonrisa en mi rostro.
La primer cuadra ensayo un discurso lleno de formalidades que jamás serán dichas.
En la segunda canto ese tema que me recuerda a vos despacito para que nadie se de cuenta. No se porque lo hago si miles de veces voy bailando con un paso muy mio que marca siempre a cuatro cuartos.
Y hoy tampoco lo puedo evitar y cada cuatro pasos un verso, y cada verso me acerca a vos.
A la tercera me doy cuenta que perdí el rumbo y las calles se hacen largas y estrechas.
El camino zigzagueante y pedregoso se llena de montañas y subes y bajas interminables.
Ya no estoy en mi querida Rosario, ya no estoy.
Se acerca el momento de que te encuentre pero estoy muy perdida, y mis manos se llenan de peso. Cargo miles de cosas, un millón precisamente. Un millón de dudas, angustias, momentos duros y también de alegrías que van agotando mis energías.
¿Para dónde camino?, ¿Dónde queda el lugar?, ¿Dónde están las indicaciones?¿DÓNDE?
Igualmente camino, sigo mi instinto como un animal y busco tu perfume como si estuviera rastreando a mi presa.
Se agotan las energías, comienzo a ver como todo a mi alrededor se apaga y CAIGO.
No se cuanto tiempo fue, no se cuantos días exactamente, pero fue ella, simplemente ella, tan débil que la sentí tantas veces, quien me encontró casi moribunda en aquel lugar extraño.
Fue su fuerza o el deseo inmortalizado de mi alma quien la trajo hasta mi.
Quizás ella es mi refugio, o quizás yo sea su guia...