lunes, 8 de agosto de 2011

Desde que se apagó el sol


Fue en el preciso instante en que se apagó el sol que tuve que alejarme de tus ojos.
Solo el sol podía iluminarlos y hacerlos ver tan esplendorosos.
Cómo me costó poder descifrarlos desde que se apagó el sol.
Busque todo tipo de luz artificial que volviera a darles brillo pero nada se asemejaba a su belleza perdida.
Intenté buscar en mi alma retazos de luz que me permitan iluminarlos pero nunca fue suficiente.
Y fue ahí, en la oscuridad de ese nuevo mundo, en la soledad de aquel espacio en el que tantas veces los vi brillar, que descubrí que eso no volvería a suceder.
Aquella luz interna era solo tuya, eras el SOL, eras la luz, lo eras todo.
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