martes, 12 de enero de 2010

el último orejón del tarro

No es uno, son veinte millones de palos en mi rueda, palos que no quieren salir, palos que no dejo de sacar todo el tiempo, a cada rato, todos los días del año.
Y así estoy, dos pasos adelante y cuatro para atrás.
Y cuando dejo de pensar en los palos, empiezo a construir algo hermoso, ladrillo por ladrillo, una de cal y otra de arena, pero todo se cae al instante mismo en que pego el último.
Y es en ese momento en que me siento el último orejón del tarro, ese que nadie quiere agarrar, ese que está lleno de gusanos putrefactos.
Y eso me pasa por ser tan visceral, por dejarme llevar y no pensar, por querer sentir todo el tiempo.
Pero que le voy a hacer!, soy así y así me enamoro y sufro. Pero nunca aprendo mi lección y sigo comentiendo los mismos errores que me llevan a pensar en los demás siempre más que en mí, aunque una manada de elefantes esté pisando muy fuerte mi cabeza y mi alma.
Y así es como sucede, así es como me convierto en el último orejón del tarro, ese que nadie quiere tomar, ese que tal vez alguien muerde y escupe a pesar de tener un sabor agradable.

5 comentarios:

Micaela dijo...

Mis amigos bloggeros, no piensen que mi vida es taan negativa. Ultimamente las cosas no salen bien y me gusta escribir bien profundo para descargar todo lo malo que me pasa! Gracias por sus visitas!!!

Unknown dijo...

Uno siempre usa su blog como medio de catarsis, generalmente es un desahogo bastante bueno!
Ojalá que estes bien pronto.

Saludos,

Nada más importa dijo...

Amiga..

Si que nos entendemos...

Me siento asi, una, mil y millones de veces mas...
Buscando ese lugar que sea solo mio, pero donde alguien decida tambien entrar y hacerme aunque sea una pequeña caricia...

No ser eso que siempre queda para lo ultimo, que nadie nota, que nadie entiende. Pero que tampoco sienten siquiera ganas de sentarse a intentarlo aunque sea por una par de segundos...


Besos amiga!

alejandrita dijo...

te re entiendo, justo me pasó (y siempre me pasa) lo mismo... hago lo que siento, y dsp termino llorando.
pero esta bien, no hay que arrepentirse de ser visceral y hacer lo que uno siente, aunque se equivoque.
creo que es mejor ver el error, que arrepentirse de no haber sentido nada. porque aunque se sufra el dolor del hecho, es mucho peor el dolor de haberse quedado con las ganas... tantas veces.

Micaela dijo...

Gracias Ale, estoy totalmente de acuerdo con vos...Y aunque duela, elijo hacerlo una y otra vez, porque así soy y eso es lo que me caracteriza!