
Ella, puro ruido y algarabía se convierte en sombra de otoño cuando sus miedos aparecen.
Mis palabras de consuelo son ecos a la distancia. Yo no estoy allí. Y eso se siente.
Ella, incansables palabras perfectas que recorren mi cuerpo, está triste, vacía, lejana.
Y yo, o lo que queda de mi, nota su ausencia imperiosa al despertar sola en las mañanas.
Lejos, todo está lejos. Es difícil vencer los miedos a la distancia.
Mis brazos que servían de escudo, que daban fuerza y amurallaban sus miedos hoy están atados a mi espalda.
Las palabras sobran y son solo deseos. Ella y yo sabemos lo que falta.
3 comentarios:
Lo que falta es... ¿decisión? :-)
Feliz 2013.
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mmm, no, falta sentirse cerca, falta piel.
Que bellas palabras. Sin duda tienes talento natural para dejar fluir las letras. Me encantó el texto y tu blog.
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