viernes, 17 de agosto de 2012

Mis manos

Hace un instante, mirándome las manos me di cuenta de lo insignificante que son las cosas.
Como todo termina y comienza en una mano.
Esa mano que tantas veces acarició, secó lágrimas, golpeó paredes y sintió dolor, hoy está vacía.
Cada linea agrietada de mi mano dibuja caminos, entrecruza un pasado y pretende dibujar un futuro.
Nunca me había detenido tanto a mirarme las manos.
Cada dos líneas de este texto paro un instante a mirarlas, a revisar sus marcas y descubro que mis manos están llenas de lunares.
¿Serán medallas de batallas ganadas?
Considero que no son unas manos hermosas, pero me dieron muchas alegrías en estos años.
Hemos jugado juntas, caminando por donde nos dejaron entrar, hasta tuvieron vida propia y adjetivos calificativos que las definieron como impredecibles, desvergonzadas, arriesgadas. Casi pornográficas manos.
Si bien últimamente sólo tiene usos rudimentarios, y básicos para vivir... hoy las choco y digo...¡Un aplauso para mis manos!


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