Así como el color sepia me regaló simpleza, al intentar
inventarte un color vos me regalaste
libertar.
Tomé tu mano sin mirar atrás, me sentí plena. El mundo se
hizo pequeño. Lo tomé entre mis manos, lo partí en dos y te regalé la otra
mitad. Fue nuestro, y lo llenamos de besos en las calles, en los parques, y
sobre todo en mi cama. Se lo mostramos a la galaxia entera y me reí de su cara
de asombro.
Pero por esa incapacidad de ser feliz que el ser humano
carga en sus espaldas, en el mismo lugar donde terminan todas mis historias, te
dije hasta pronto.
en blanco y negro, esperando pintarse de vos |
La ciudad otra vez
fue testigo del dolor.
Tiré el pincel, lo
dejé ahí, en lo alto de ese edificio, esperando que el frío lo congele y no me
permita pintar más. No pude. No pude mi amor, no pude inventarte un color.
Todavía estoy en
blanco y negro. Todavía no me recupero, y tu escala cromática está apagada. No
me permitiste tomarla y yo me rendí. El carboncillo se adueñó de mi alma.
Te miré con odio, con el odio más lleno de amor que se puede
imaginar, amenacé con irme y me dejaste ir. La amenaza se hizo realidad y no
pude evitar golpearte con palabras, que es la única manera que encontré para
llegar a tu corazón.
Nos fuimos. Nos alejamos con ganas de más, con la tristeza
en la garganta no dejando que el humo del cigarrillo pase con tranquilidad, con
la tristeza que brota en tu estómago y hace que yo muera de dolor.
Nos dejamos sabiendo muy bien que el frío siempre pasa, que
el pincel va a descongelarse, que yo voy a volver a tomarlo entre mis manos,
que tu escala cromática se va a llenar de colores vivos.Que el mundo nos
pertenece, que la galaxia se seguirá asombrando.
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