lunes, 14 de diciembre de 2009

Reflexión

Antes me importaba, ahora que hablen.
Por eso muchas veces detesto ésta ciudad, porque no me representa para nada
Si no fuese por un par de monumentos y lugares especiales me sentiría mucho más ajena.
Detesto a las chusmas de barrio,que solo viven para hablar de la vida de los demás. Salen a barrer la vereda para ver si con sus agudos oídos pueden escuchar lo que pasa en la casa del vecino.
Y en un pueblo como el mio no pueden faltar los comentarios de la putita del barrio, del drogadicto y del ladrón.
¡¡¡Y a mi... ¿que carajo me importa?!!!
Lo mismo me pasó con la Iglesia, antes lo veía tan normal, ahora lo veo como un culto tan patético.
Gente que se para y se sienta a la orden de un no se quien y dice repetidamente frases de un libro que todos creen santo.
No me siento atea, porque creo que eso no existe, pero mi Dios vive en las calles, a él no le interesa lo ostentoso y divino.
Vive con los humildes, los desamparados, me escucha cuando estoy mal y no se enoja si no voy a ese gran templo.
Ya no se si alejarme de mi ciudad fue positivo. Pero no tengo dudas de que me ayudó a crecer y a darme cuenta de muchas cosas.
Y si...me hizo ajena, pero me dio tanto!!. A pesar de ser catalogada como una loquita, hippie, drogadicta, punk, lesbiana, y muchas cosas del estilo difiriendo de la época, me gusta regresar y ver que todos los que conozco están ahí, en el mismo lugar, comentando las mismas pavadas de siempre y barriendo sus impecables veredas, yendo a los mismo lugares, haciendo esa rutina una y otra vez. Mientras esta loquita con todos sus aditivos crece, se hace de abajo, conoce gente, lucha por lo que quiere, se equivoca, ríe y sueña porque piensa que ese lugar en el que nació puede ser un poco mejor.

5 comentarios:

Seba dijo...

Y no nos dijiste donde vivís...

Si, pasa, uno odia el pueblo cuando pasan esas cosas pero por muchas otras lo ama, es una dicotomía rara

Anónimo dijo...

Me encanta la fuerza casi caótica de tus letras.

Micaela dijo...

Seba, no digo como se llama el pueblo para no perder la mística... y para no ofender a nadie.
Igualmente por ahí se dice que la verdad no ofende no?

Nada más importa dijo...

Me senti tan identificada con tu escrito que me decidi a comentarte.
Me pasa y pienso exactamente lo mismo.
Odio la chusma. Todo el dia viendo que hace el otro, tan solo para hacer algo y darle asi, por fin, algun sentido a su patetica y decadente vida.
POrque tambien es asi, si no hablan de los demas no les queda nada.

Pero son insoportables.

Y con la iglesia tambien me paso igual, pero por las dudas, no voy a dar mas detalles.

Una seguidora mas.


Beso

MARTINA. dijo...

Es cuestión de darle bola a quienes realmente merecen nuestra atención, quienes en serio quieren lo mejor para vos.