Solo me hace falta tocar tu pequeña y delicada mano para saber que soy importante, que mi presencia te hace fuerte, que me extrañas cuando viajo en busca de conocimientos nuevos y de un futuro quizás mejor.
Sentirte en mis brazos me da alegría, reconforta mi alma.
Pedacito de luz que llegaste para cambiar lo que pense que iba a ser mi eterno letargo.
Que lindo fue verte dar tus primeros pasos, suaves caricias al suelo castigado de tanta sequía.
Esta hermandad que nos une, inventada por tu pequeño genio, me hace sentir enorme, querida y privilegiada al tomarte de la mano y llevarte a la plaza. Juego interminable de muñecas, toboganes y amacas.
Y ese instante, en el que compartimos el juego, veo que tus ojos me hablan y me piden que te amaque con el alma.
Mi pequeña luz, ojalá que siempre conserves tu inoscencia y recuerdes nuestras charlas de princesas y duendes.
3 comentarios:
que hermosa reminiscencia :)
me encanto esto:
"Y ese instante, en el que compartimos el juego, veo que tus ojos me hablan y me piden que te amaque con el alma"
Si, son esas luces, que te dan ganas de más, su inocencia estará siempre que haya un colchon de contención amorosa, sin dudas.
Muy lindo.
Besos.
Qué lindo volverse chiquito.
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