Me despojo de mis ropas, porque solo me atan a un mundo que
no me conoce. No es lo que llevo lo que me hace ser quien soy, es lo que ves en
mi retina lo que me representa.
Es esa sensación de conocernos desde antes, de poder tocar
tu piel y sentir que mi mano ya te ha tocado por siglos enteros.
Somos Evas del mundo moderno, no conocemos de Adanes y no
creo que los necesitemos.
El pecado original lo
cometimos tantas veces que se que vamos a arder en el infierno eternamente. Y
no me arrepiento.
Y es verdad que a veces me siento solo carne, pero es
difícil hablar de amor cuando sentís que te robaron el alma una y otra vez
dejando solamente partículas de polvo.
Pero si del polvo
venimos, y en él nos convertimos, es muy
probable reconstruirnos en el deseo, en tu sexo y el mío, en las manos, en las
caricias audaces que cada noche
compartimos.
Somos Evas del mundo moderno, no conocemos de Adanes, no
somos animales con fines reproductivos, nacimos en el deseo, en el amor más
puro y diferente de todos los conocidos.
Somos Evas del mundo moderno, creando nuestro propio paraíso
terrenal, ardiendo en el fuego, simplemente intentando volver a amar.
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