Solo un cuento más

Escucho esa música de la cual no entiendo ni una palabra, porque está en un idioma que no conozco, pero me gusta. Me recuerda la mañana en que me volví viento y entre susurros descubrí la frescura de tu alma.
Eras tan pura, tan fresca, que estoy seguro que si te hubieses acercado al sol le quitabas calor.
Lo difícil de amarte era entender tu tristeza eterna. Esa que decías tener todo el tiempo, y que me mostrabas con finas y sutiles lagrimas.
Hoy escuchando esa música creo que el dolor era tu defensa, porque sabías que así me llegabas muy dentro, tan dentro que tu frescura tocaba mi alma,
Ese alma que alguna vez te dije que perdí en una habitación blanca llena de vértices.
Lo difícil de amarte era todo, tus celos de la lluvia, del polvo y hasta del mismísimo sol al cual de seguro le quitabas calor.
Mi fortaleza era tu risa, esa fila impecable de bellos dientes color de mi alma. Mi fortaleza era hacerte reír, destruir tu tristeza eterna y convertirla, solo por un instante en migajas del pasado.
Era hermoso disfrutar de tu sonrisa cuando me dejabas verte, porque siempre te escondías detrás de esa pantalla de malos recuerdos.
Hoy que ya no soy viento y solo soy marea te recuerdo vestida de rosa y en cada uno de tus impecables pétalos guardo solo instantes.
Te recuerdo pura y fresca como lo eras antes, porque hoy te veo distinta, ya no viajo como el viento, no transito los mismos lugares.